domingo, 29 de abril de 2012

~Lucía Monrrou~

He aprendido a saber amar, he aprendido a saber decir no y a saber decir sí, he aprendido a disfrutar, a relajarme, a tener esas sensaciones raras, tengo aprendido y asumido que los príncipes azules destiñen, y que es mejor quedarse con el lobo feroz, que te oye mejor, te ve mejor y te come mejor, he aprendido que querer a alguien y no decirle lo que sientes, es el error más grande que puedes cometer, he aprendido que llorar no te va a devolver a la persona que has perdido, que hay que observar, callar, escuchar, decepcionarse y actuar como si nada, también que vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada, que de falsos está el mundo lleno, que la envidia es una enfermedad y más de una zorra la padece.
Yo he tenido que sufrir ya que nunca he tenido todo en la palma de mi mano, nunca he ido por encima de los demás, siempre me he parado a pensar si lo he hecho mal, nunca me he echado a reír cuando he visto a los demás tristes, a pesar de que existan personas que piensan ser mejor que nadie.
He caido y eso me ha hecho más fuerte, soy quien soy, he llegado a donde estoy, he sabido tomar las riendas de mi vida y nunca me he dejado llevar por los demás.
Hay momentos en los que he querido hacer como que todo me da igual, alejarme del mundo, vivir la vida, pasar de todo, decirle a la vida que no me rio con ella sino de ella, hacer locuras, vivir hasta el último de mis alientos y decirte lo que siento, hacer de mí una persona más fuerte, que nadie me pueda hacer daño... pero hay otros momentos que me hacen recapacitar y ver las cosas positivas que me rodean.
Cuando se me ha presentado un problema y me he derrumbado, he sido capaz de levantarme, mirar al frente y a pesar de todo, seguir adelante.
Soy de esas personas que lo dan todo a la primera de cambio, se hace ilusiones muy pronto y al final todo acaba como siempre. . . ¿Pero sabes una cosa? Quien no arriesga, NO GANA.
Me he prohibido levantarse sin ilusiones, vestirmee sin esperanzas, salir a la calle sin fe y andar sin amor.
Cuando me dicen que sonría, que no llore, que mire al cruzar y que no pague a la gente con la misma moneda, que tenga a mis amigos cerca y a los enemigos más aún. Y sobretodo, me han dicho mil veces que aprenda a amar, que no siempre me conviene la persona que más creo que quiero, que me enamoro muy deprisa, y luego para olvidar, me cuesta el triple. Que nada es lo que parece, así que no te enamores de lo que ves por fuera, porque luego a lo mejor por dentro es todo lo contrario.
Todos tenemos dos opciones: sufrir por la persona equivocada o disfrutar hasta que llegue la persona indicada, pero suelo optar y vivir siempre la primera.
Soy de esas de las que se ríen sin tener motivo y de las que lloran por cualquier tontería. De las que aún estando muy mal sonríen para que nadie se de cuenta de lo que pasa. De las que dan consejos y luego no se los aplican. De esas que confian rápido y luego terminan mal. De esas de las que cuando se mueren por besarle, se aguantan, hasta que él lo haga. De las que prefieren aguantarse las cosas, en vez de decirlas, hasta que revientan... De las que tienen vicio al chocolate y a la nocilla. De las que mienten cuando dicen que no lo echa de menos, que no tienen ganas de verlo. De las que se dejan llevar. De las que odian que la juzguen antes de conocerla.
Soy de esas locas a las que no le importa lo que piensen, digan o critican de ella, pero dicen que las mejores personas son así.
Pero he llegado a un punto en el que... ¡Ya estoy cansada de sufrir! Qué importa lo que piensen los demás, lo que hagan o lo que digan. Déjalos que sigan su vida y vive tú la tuya. Disfruta cada segundo, grita cuando lo necesites, salta cuando te apetezca. La vida es corta así que empieza a cantar bajo la lluvia, y a bailar con el ritmo de las gotas caer. Olvida el destino y el mañana, deja de pensar en el pasado, cree en el presente. Huye de las personas que no son sinceras contigo, no mientas, di lo que sientes, dilo ¡porque te da la gana! ¿Qué sentido tiene preocuparse por personas que no se preocupan por ti? Deja todo eso a un lado. Sal a la calle, y deslumbra a todo el mundo con una sonrisa en la cara. Demuéstrales, que, a pesar de todo, tú eres feliz.

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